Fugit irreparabili tempus “El tiempo huye i se va irremediablemente”, sabia frase latina que la traducimos frecuentemente como “tiempo que se va no vuelve”. El tiempo es esquivo, no así, la memoria, el recuerdo, las luces y las miradas de los antiguos y viejos anhelos. Las “máquinas” nos dominan, sin embargo, cuando decimos “Liceo” vamos sintiendo ecos solemnes que nos impulsan a recrear un viejo-nuevo tiempo de ideales, porque siempre será inmensa y eterna la piel del hombre y más intensa aún, la luz de las juveniles almas. Las nuevas generaciones… “raza cósmica”, deberán enfrentarse a la trashumante tecnología, para que su juventud de esperanza no sea un alma a la deriva. Importante deberá ser, así como nuestra “mansión de alas anchas”, mantener el recuerdo bullente, cual un ala prendida en la memoria de su madurez y su razón. Fue tan solo “ayer” que nuestra “Mansión” comenzó respirando primaveras, destilando el inmenso y desteñido verano, anhelando y soñando otoños, para ir cruzando ajados inviernos. Hoy, brillará el sol y la luna, reinará el bullicio, porque nuevamente el cuerpo de esta “Mansión de alas anchas” ha rejuvenecido… la mente sigue volando hacia el recuerdo y el futuro… y nuestro espíritu liceano seguirá siendo mística en el tiempo.